22 de agosto de 2014

PROHIBIDO OLVIDAR: 42 AÑOS DE LA MASACRE DE TRELEW.

viernes, 22 de agosto de 2014
Los fusiladores protegidos por la Armada. Los compañeros fusilados protegidos por la lucha y la memoria 
La historia de los fusiladores de Trelew y de cómo la Armada los protegió
 Los investigadores creen que la fuerza armada los cobijó durante años.
Tal vez no haya un hecho tan reñido con el pretendido espíritu de coraje y sacrificio de la Armada Argentina como los fusilamientos de Trelew, cuando un grupo de marinos al mando del capitán de fragata Luis Emilio Sosa asesinó a 16 militantes de organizaciones revolucionarias en la Base Almirante Zar, en agosto de 1972.

Cuando la causa se reactivó hace un mes con el pedido de detención de los máximos responsables de la masacre, una pregunta surgió naturalmente: ¿Cómo hicieron los acusados de la matanza para permanecer tanto tiempo fuera de la consideración pública, a pesar del espíritu revisionista que ha imperado en los últimos años?

Allí emerge con claridad el rol protector que cumplió la Armada, que facilitó el ocultamiento de sus hombres, los premió con ascensos y agregadurías en el extranjero y les ofreció ayuda y asesoría en el convencimiento de que el episodio de Trelew estaba justificado.

Así lo dejó en claro el entonces responsable militar de la base, Horacio Mayorga, cuando pocas semanas después de la masacre dijo: “No es necesario explicar nada. Debemos dejar de lado estúpidas discusiones que la Armada no tiene que esforzarse en explicar. Lo hecho, bien hecho está”.

Según fuentes judiciales, al declarar hace dos semanas en los tribunales de Rawson donde se tramita la causa, mantuvo la misma posición: reconoció que la Armada había protegido a los acusados y justificó esta medida en que, de otra manera, corrían el riesgo de represalias de los grupos guerrilleros. “Los tuvimos que sacar, protegerlos, porque corría riesgo la vida de esa gente que había actuado en cumplimiento del deber”, afirmó.
Fuente:CasaPueblos
Envío:Andrea Benítes-Dumont




22-8-2014
Trelew
A 42 años de la fuga que fue masacre
Masacre de Trelew: las diez fotos que nunca viste

En plena dictadura de Alejandro Lanusse, el 15 de agosto de 1972 un grupo integrado por militantes políticos del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarios (FAR) y Montoneros protagonizó un intento masivo de fuga del Penal de Rawson. Sólo seis lograron escapar a Chile y 19 quedaron amotinados en el aeropuerto de Trelew. Dias después, 16 serían fusilados a sangre fría.
Por: Juan Manuel Mannarino

Diario Jornada de Chubut
15 de agosto, 1972, Patagonia Argentina. Un grupo de militantes políticos del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarios (FAR) y Montoneros, de pie, hablaba en una inusual conferencia de prensa ante unos pocos periodistas en el aeropuerto de Trelew. Fue horas después de un masivo intento de fuga del Penal de máxima seguridad de Rawson, una de las cárceles con más presos políticos del país y paradigma del confinamiento y la persecución política de la dictadura de Alejandro Lanusse.

El plan no salió como lo pensaron los líderes: de las más de cien personas que pensaban escapar, sólo 6 se fugaron a Chile y 19 quedaron amotinadas en el aeropuerto. Rodeados por los militares, los miembros de los grupos guerrilleros convocaron a los medios para anunciar que se entregarían a la fuerza pública “no sin antes exigir condiciones”. Había olor a pólvora. En minutos se hizo presente un juez federal. En el documental de Raymundo Gleyzer “Ni olvido ni perdón” (1972), Rubén Pedro Bonnet (PRT-ERP), uno de los líderes, agachó la cabeza y dijo ante las cámaras:

-Queremos garantizar nuestra integridad física. No sólo para que no nos asesinen, sino tampoco para que las fuerzas represivas nos torturen

Los seis jefes guerrilleros que se habían fugado a Chile fueron Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, del PRT- ERP; Marcos Osatinsky y Roberto Quieto, de las FAR; y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros. Todos se subieron a un avión secuestrado y fueron refugiados por el gobierno de Salvador Allende. De ahí volaron a Cuba, donde pidieron por la vida de los 19 presos que, por un error en la planificación, tomaron unos taxis desde el Penal y nunca llegaron a tiempo para tomar el avión.
La masacre que los militantes querían evitar con la conferencia, finalmente, ocurrió. A la madrugada del 22 de agosto, en la Base Naval Almirante Zar, los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas. Según testimonios de los tres únicos sobrevivientes, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo. La mayoría murió desangrada en el acto. Algunos heridos fueron rematados con armas cortas en el piso. Los sobrevivientes fueron trasladados al día siguiente a Puerto Belgrano. Eran Alberto Miguel Camps (FAR), que sería ejecutado años después por los militares, en 1977; y María Antonia Berger (FAR) y Ricardo René Haidar (Montoneros), desaparecidos en 1979 y 1982, respectivamente.


Los fusilamientos fueron justificados, en aquel momento, con una versión oficial de "intento de fuga". Como consecuencia de los disparos fallecieron Rubén Pedro Bonet, Jorge Alejandro Ulla, Humberto Segundo Suárez, José Ricardo Mena, Humberto Adrián Toschi, Miguel Angel Polti, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos Del Rey, Eduardo Campello, Clarisa Rosa Lea Place, Ana María Villarreal de Santucho, Carlos Heriberto Astudillo, Alfredo Elías Kohon, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas y Susana Lesgart.


El pueblo de Trelew no vivió ajeno a la masacre. Tras el fusilamiento, los vecinos se organizaron para reclamar y convirtieron en el centro de operaciones el Teatro Español, un edificio señorial que todavía sigue abierto frente a la plaza Independencia, poblada de pinos. Allí colgaron un cartel que decía: “Prohibido dormir” y organizaron una serie de medidas de protesta. La dictadura de Alejandro Agustín Lanusse no les perdonó ese gesto de insurrección: el 11 de octubre de 1972, un avión Hércules aterrizó en Trelew y un batallón de soldados inundó la ciudad con allanamientos y detenciones en lo que se llamó “Operativo Vigilante”. Un grupo de vecinos fue trasladado a Buenos Aires, donde fueron encerrados en la cárcel de Devoto. Tras meses de lucha, lograron su libertad. Esas historias están contadas en el notable libro “La pasión según Trelew” (1974), de Tomás Eloy Martínez y en el documental “La fuga que fue masacre” (2004) de Mariana Arruti.



A 42 años de la Masacre de Trelew, el viejo aeropuerto se convirtió en un Espacio para la Memoria. Además, este viernes la Secretaría de Derechos Humanos señalizará como sitio de memoria la base aeronaval Almirante Zar. La causa judicial por los fusilamientos tuvo enormes dilaciones y la sentencia llegó tarde. El 15 de octubre de 2012, el presidente del TOF de Comodoro Rivadavia, Enrique Guanziroli y sus colegas Pedro de Diego y Nora Cabrera de Monella condenaron a prisión perpetua a los ex capitanes de fragata Luis Sosa y Emilio Jorge del Real y al cabo Carlos Marandino por los asesinatos de 16 militantes peronistas y de izquierda y tres tentativas de homicidio. Varios represores fueron absueltos o no llegaron a ser juzgados. Otros, fallecieron en la impunidad.








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